........................esta segunda inocencia
que da en no creer en nada.
Antonio Machado

viernes, 27 de agosto de 2010

Madre

Un hombre debía endurecerse, no podía ser un sentimental. (John LeCarré, The looking-glass war)



Érase una noche templada, casi fría,

aunque corría agosto o septiembre,
en aquel pueblo de verano todo agua y verde y menta.

Sonaban las chicharras o los grillos, no lo sé
(uno es carne de asfalto y por ende ignorante).

Habíamos cogido un perrito que iban a matar
(al final fue lo mismo, pero éso es otra historia).

De madrugada cantaban en el patio,
y mi sueño siempre ha sido ligero y desperté.

Mi madre había oído al perrito-bebé llorar de madrugada,
y en camisón lo mecía en el patio
(eran las cinco, si no recuerdo mal),
mientras cantaba para consolarle.

Yo supongo que me tomé un café
y a media mañana volvería a dormir,
mientras ella seguía con sus tareas.

Ya se sabe, esas cosas que hacen las mujeres
que no trabajan:
la comida, lavar, preocuparse por todos, cuidarse de la compra,
consolar a los hijos...

El perrito-bebé anduvo por allí, y alguien en mitad de la noche
se ocupó de su miedo y de su desamparo
y le hizo de madre y fue la madre.

(Al final fue lo mismo, pero estaba cantado
y es otra historia y demasiado triste incluso para mí).

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