........................esta segunda inocencia
que da en no creer en nada.
Antonio Machado

lunes, 30 de agosto de 2010

El pecado

                       El pecado no es un atentado contra normas sociales más o menos variables o contingentes; el pecado sería, por ejemplo, que las rosas de tu jardín rompieran a cantar.
           El retorno de los brujos


                     Los miedos, como tal vez sepa el lector, son no menos personales que los gustos -y los disgustos- ; conozco gente que teme  las arañas o  los gatos; los psiquiatras saben de personas a quienes les angustia pensar en lo infinito del espacio exterior.   
    La siguiente historia me dio miedo; no significa que a otros pueda dárselo. Me la contaron como cierta, y por cierta la sigo teniendo, pero, como es natural, es cosa opinable si sucedió o no.
    Un labrador o pastor regresaba de noche  a su pueblo por el campo de Almería; podemos imaginarnos una tierra seca, una luna en creciente o menguante, algunos arbustos. En cierto punto del camino -aún no se divisaban las humildes luces del pueblo- vio una mancha blanca; al acercarse comprobó que se trataba de un corederito, muy pequeño, probablemente de tan sólo unos días.
    Se lo echó a la espalda sobre los hombros, tal vez con idea de buscar a su dueño, o de comérselo, o de guardarlo como mascota, aunque en el tiempo en que sucedió esta historia aún las mascotas no estaban de moda. Continuó caminando; pero poco a poco notaba que el corderillo pesaba más y más, en un momento dado ya exesivamente. Miró hacia abajo y vio que las pequeñas patas del cordero habían crecido desmesuradamente y llegaban hasta el suelo.
    Miró luego, con una sacudida, hacia su hombro derecho, donde se hallaba la cabeza del cordero; éste abrió la boca, que estaba llena de fuego, y dijo con una voz que a veces oigo en mis pesadillas: "Mira qué dientes más bonitos tengo."
    El pastor, o labrador, soltó el animal o lo que fuese y salió corriendo como alma que lleva el diablo. En el lugarejo donde vivía le interrogaron y, después de mucho hacerse rogar, tuvo que contar a regañadientes la historia. En los pueblos enseguida le echan a uno fama de loco.

1 comentario:

  1. Es usted goyesco, se pasa de lo sublime a lo esperpéntico, con toda facilidad.
    Si ese cuento fuera real, puede que el pastor tuviera alucinaciones, podría ser una enfermedad que nunca hay que utilizar para insultar.
    Como parece una fantasía, mejor no ecachar a correr, ponerse de cara a ella y quien sabe si entre fuego y dientes bonitos, no se escondia una belleza, un hada, una estrella.... J.M.P.

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