Oración clásica
Tú que me has dado, Padre, tantas cosas
(y aun el supremo don de ser querido),
me niegas otras cosas que te pido;
sin duda, por razones poderosas.
Tú eres quien sabe lo que me conviene
y me darás lo que yo necesito;
que no siempre es lo bueno lo bonito
ni tiene siempre más el que más tiene.
Yo te remito, Padre, mi plegaria,
y me quedo esperando que decida
tu saber infinito incognoscible.
Sé que si no me das lo que te pida
es que lo que te pido es imposible
o que es mi petición innecesaria.
(y aun el supremo don de ser querido),
me niegas otras cosas que te pido;
sin duda, por razones poderosas.
Tú eres quien sabe lo que me conviene
y me darás lo que yo necesito;
que no siempre es lo bueno lo bonito
ni tiene siempre más el que más tiene.
Yo te remito, Padre, mi plegaria,
y me quedo esperando que decida
tu saber infinito incognoscible.
Sé que si no me das lo que te pida
es que lo que te pido es imposible
o que es mi petición innecesaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario