Llamad a las puertas del Cielo,
que aunque sea por no oíros, os abrirán.
que aunque sea por no oíros, os abrirán.
Jesús de Nazareth
Algún día abrirás, padre clemente;
por no aguantar más golpes a tu puerta
de par en par la dejarás abierta
para que pueda entrar el insolente.
Ya mi tiempo se termina; impaciente
y cansado mi pobre isla desierta
ensordezco con voz que desconcierta
al cráneo que me mira fijamente.
Como yo abro al amigo que a contarme
viene una historia necia y sin sentido,
o a enviados de sectas demenciales,
un día me abrirás por no aguantarme,
y ese día seré quien siempre he sido,
padre e hijo, distintos, tan iguales.
por no aguantar más golpes a tu puerta
de par en par la dejarás abierta
para que pueda entrar el insolente.
Ya mi tiempo se termina; impaciente
y cansado mi pobre isla desierta
ensordezco con voz que desconcierta
al cráneo que me mira fijamente.
Como yo abro al amigo que a contarme
viene una historia necia y sin sentido,
o a enviados de sectas demenciales,
un día me abrirás por no aguantarme,
y ese día seré quien siempre he sido,
padre e hijo, distintos, tan iguales.
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